Experimento Posmoderno fue gestado en la cabeza de un hombre. Ese hombre transmitió el proyecto a otro hombre, que no llegó a captar el concepto. Éste, a su vez, telefoneó a un tercer hombre para comentarle los pormenores de algo que no había entendido. Y así sucesivamente. Convinieron reunirse todos para atar los cabos sueltos; aquel día se emborracharon. Cada uno dio profusos ejemplos y recomendaciones sobre los pasos a seguir. En reiteradas oportunidades se utilizaron los términos “procedimiento”, “soporte” y “género discursivo”. Ante todo se balbuceó con entusiasmo e incoherencia.

En el momento de implementar el proyecto surgieron leves dificultades de índole técnica. Dichas dificultades aún persisten.

Experimento Posmoderno es la experiencia del Autor en su tenaz esfuerzo por transitar sin esperanza de éxito el camino del Error elevado a imperativo categórico. Es el territorio donde han venido a converger delirios de grandeza, alcohol, falta de sexo, exceso de tiempo y mucha, mucha ignorancia.

Experimento Posmoderno fue unánimemente aceptado como una alternativa a la masturbación. Ambas experiencias pueden permutarse sin peligro de percibir cambio notable alguno. En cualquier caso, señor lector, tenga siempre una servilleta a mano.